Pruébame y sabrás de qué estoy hecho ¡mmmh!

Afrodisiacos, ¿mágico poder?

Por Luisa Maya Funes *
Plenilunia

Ciertos alimentos tienen fama de que al comerlos elevan el apetito sexual; esto podría deberse a que poseen formas muy similares a los órganos sexuales.
La buena comunicación de pareja garantiza el poder erótico y funciona como un buen afrodisiaco.
Plantearnos el preámbulo de cualquier romance implica el imaginar a la pareja sentada frente a una mesa, escuchando música suave, a la luz de las velas o frente a una chimenea paladeando suculentos manjares y exquisitos vinos; visto así resulta obvio que compartir el alimento representa un desplazamiento subliminado de la relación íntima.
La Biblia plantea el inicio de la humanidad en el momento en que Eva, aconsejada por la serpiente, induce a Adán a probar el fruto prohibido; a partir de entonces el alimento adquiere una connotación de fundamental importancia en la simbología de la sexualidad.
Resultan infinitos los ejemplos bíblicos, mitológicos, religiosos o literarios que podríamos mencionar a este respecto y, aún más numerosos resultan los estudios e investigaciones de tipo antropológico realizados en diversas tribus de todos los rincones del mundo, en las cuales son otorgadas al alimento diversas connotaciones simbólicas, tabúes o cualidades afrodisiacas.
Para estas culturas resulta fundamental la simbología del alimento y su utilización en momentos como la boda, la interacción de la pareja, durante el periodo menstrual, el embarazo, la lactancia, el desarrollo o inclusive en el duelo.
La historia está llena de esfuerzos para controlar el apetito sexual; con frecuencia el humano ha intentado buscar alimentos que le ayuden a incrementar su deseo sexual, es decir, alimentos afrodisiacos.
Ciertos alimentos tienen fama de que al consumirlos incrementan el apetito sexual; sin embargo el mito de que un alimento contiene poder erótico puede provenir de dos fuentes:
La rareza o novedad de un alimento, ya sea porque su disponibilidad es poco frecuente o porque proviene de tierras lejanas.
Porque poseen formas muy similares a los órganos sexuales, tal como sucede con el cuerno de rinoceronte, el huevo de tortuga o los ostiones, cuya concha simboliza la vulva femenina.
Sin embargo, desde el punto de vista científico resulta inaudito considerar que por su forma los alimentos pueden tener propiedades afrodisiacas.
Desde la perspectiva fisiológica esto resulta aún más complejo, ya que hasta la fecha no se ha demostrado científicamente que ningún alimento contenga propiedades afrodisiacas; se sabe que hay alimentos como el vino, los quesos o el chocolate que elevan los niveles de serotoninas(1) de nuestro organismo que sólo incrementan la sensibilidad o quizá elevan al estado anímico, esto provoca algún tipo de sensación de euforia; sin embargo, no significa que provoque mayor deseo sexual o que incremente la capacidad orgásmica.
El instinto sexual en la mayoría de los hombres y mujeres disminuye significativamente después de una comida abundante, e incluso se ha comprobado que quienes abusan del alimento hasta llegar a la saciedad extrema, o abusan del alcohol o de las drogas, sufren una disminución de la capacidad y del instinto sexual.
Freud plantea que en la instancia del ello se intercambian simbólicamente los conceptos de sexo y alimentación, ya que para el individuo ambas funciones conllevan al placer.
Este intercambio simbólico resulta evidente también en nuestra semántica cotidiana, donde pese a la intensidad de las represiones mentales, las connotaciones relativas a los alimentos son frecuentemente aplicadas a la sexualidad; es usual escuchar expresiones como ¡que dulce!, ¡se siente riquísimo!, ¡me lo comería a besos! o también resulta de lo más cotidiano escuchar frases tales como "cocina tan bien como mi mamá", "desde que me casé apareció la llantita de la felicidad" o "me caso con ella si cocina bien", y qué decir de los múltiples nombres de alimentos que nuestra picardía mexicana utiliza como sinónimos para denominar a los órganos genitales.
Socialmente el alimento puede significar una expresión de status o bienestar económico, de ubicación ecológica, identidad cultural, simbolismos mágicos o religiosos, aspectos gastronómicos, modos de comunicación, relación o halago e, incluso, da la posibilidad de ejercer influencia y poder político.
Se ha comprobado que el poder de la sugestión es muy significativo con respecto al efecto afrodisiaco de diversos alimentos; sin embargo, ya sea desde la perspectiva mística, desde la fisiológica o desde la psicológica, lo único realmente comprobable es que una buena sexualidad sólo se logra con una buena compañía, una buena comunicación de pareja, complementariedad sexual y una grata convivencia... esos son los elementos que realmente garantizan el poder erótico y funcionan como un buen afrodisiaco.
(1) Sustancia que en los seres humanos se encuentra ubicada en el sistema nervioso central y en el tubo digestivo.